martes, 13 de julio de 2010

Ripoll, los restos corruptos del aznarismo y el futuro del PP

  El Plural / Artículos de opinión
  • GRACIANO PALOMO, 13/07/2010
Periscopio

Los últimos episodios en el Levante PP, ahí toda noticia pasa por la corrupción, vienen a confirmar que el zaplanismo/aznarismo creó escuela. José Joaquín Ripoll, el último eslabón de Eduardo Zaplana en ese territorio que le fué posible implantar gracias al apoyo de su amigo José María Aznar, también ha caído. Se veía venir. Es algo que todo el mundo y sus alrededores intuía.
Cuando se está en política para "forrarse" al final terminan por ocurrir estas cosas.

Si se observa bien, la historia política del ex ministro de Aznar, está rodeada de detritus. Desde el nunca bien sustanciado "caso Naseiro" -¡cuánta tropelía se hubiera evitado si no se hubiera archivado aquel caso!-, al caso Fabra, al de su íntimo Jaume Matas, el posterior Gürtel, suma y sigue.

Todos estos feos asuntos y otros que se desconocen pero que enlazan en vía directa con la propia concepción política de FAZMATELLA S.L. están resultando el principal lastre para que la derecha política -no habla de la ULTRADERECHA que está ojo avizor a ver lo que cae-pueda aprovechar las dificultades económico/financieras del zapaterismo y retornar al poder.

Yo sé que a este incólume matrimonio FAZMATELLA SL le saca de sus casillas que se les asocie con la corrupción o con procedimientos bastardillos en el aprovechamiento del poder político para sus intereses. ¡Qué le vamos hacer! La verdad es esa y obsérvense sus responsabilidades en los casos Gurtel, Fabra (fue su ministro), Fabra (sus edecanes y ministros recibían al sospechoso hombre de las gafas negras que luego facturaba) sin hablar de la fenecida Medalla de Honor del Congreso que costó a los contribuyentes españoles una buena pasta de sus impuestos.

Por cierto, que para la totalidad de los observadores sigue siendo un arcano que ALEJANDRO AGAG, el acaudalado muchachito sin industria que se le conozca, no esté imputado en la Gurtel cuando todos sus amigotes están ya listos para entrar en la trena, salvo Correa, Crespo y Sánchez que crian ladillas en Soto del Real.

Vuelvo a repetir la pregunta Agag, ¿quién pagó los fastos de El Escorial? Repito, Botella, ¿quien soltó la pasta para la despedida de soltera de tu hija y quién o quiénes aflojaron el jurdó para pagar aquel akelarre de poder y obscenidad política? Es una pregunta con respuesta.

Lo que resulta incomprensible es que el actual presidente nacional, Mariano Rajoy, acepte sin pestañear todo el inmenso detritus amarillo que recibió por herencia de Aznar. Ya han pasado más de siete años desde que recibiera el testigo a título de sucesor y es tiempo más que suficiente para endosar las responsabilidades -sobre todo, las políticas-a quien corresponda. Porque con ese aceptar impávido los cascotes le van a terminar sepultando.

La basura le va a taponar todas las vías de escape. La dirección nacional de una formación que aspira a retomar el poder de la Nación no puede actúar de la forma que lo hace cada vez que la Policía Judicial, con la firma de un juez, decide meter mano algún dirigente popular bajo sospecha de corrupción. ¡Es que son ya demasiados casos! No todos los jueces, ni todos los fiscales, ni todos los policías pueden estar sometidos a la "mafia" Rubalcaba...¡No señor! Los hechos son los que son los gestione Agamenón o su porquero.

Un partido como el PP, que ofrece militancia a casi un millón de españoles, no puede tener esas calderas putrefactas. Los casos son ya lo suficientemente numerosos y llamativos como para que su comandante en jefe, o lo que sea, haga, por una vez, un requiebro clamoroso y contundente y deje fuera de circulación a esa porción de malandrines. No es presentable que Francisco Camps siga donde está, ni Fabra se ría de sus colegas peperos, ni Aznar siga mandando en esa formación.

O entra a estropajo limpio o de lo contrario, pese a todas las crisis, los españoles lo tendrán claro a la hora de decidirse por un gobierno perfectamente incompetente o un partido podrido.

Graciano Palomo es periodista y escritor, director de FUNDALIA y editor de IBERCAMPUS.ES

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