martes, 7 de diciembre de 2010

Wikileaks: hay que matar al mensajero


Julián Assenge, fundador de Wikileaks, se ha entregado esta mañana a la policía británica. Trata de que no le envíen a Suecia donde tiene acusaciones por dos violaciones y de donde USA puede pedir que le extraditen. El verdadero delito: Haber puesto a disposición de los medios de comunicación hechos reales contrastados. Haber servido de mensajero.
Es curioso ver cómo el Imperio contraataca y cómo es capaz de activar todos sus medios ofensivos contra quien se atreva a desenmascararle. Paradójicamente hablamos del Imperio, cuya mayor conquista, dicen ellos, es la libertad de expresión.
De todo lo que ha sacado a la luz Wikileaks, el gobierno americano no ha podido encontrar ni una noticia falsa. Solamente alega que “se hace daño a su prestigio y a personas y organizaciones”. Cuando lo que está haciendo Assenge es publicar los cables que ha conseguido y que han sido material de trabajo del mismo gobierno, desde la Secretaría de Estado.
A pesar de reconocer que las noticias son reales, el Imperio es incapaz de consentir el ridículo que significa este culebrón, donde se descubren actos, pensamientos y opiniones sobre hechos y personajes, con cuyos nuevos capítulos nos desayunamos todos los días.
Assenge y Wikileaks, desde el verano, que publicaron los desmanes de las tropas yanquis y de la OTAN en Afganistán, están sufriendo una persecución implacable, llevada a cabo por el gobierno americano y sus aliados. De forma feroz el Imperio ha contraatacado para intentar impedir que la mierda salga a la luz.
Desde quien ha querido poner precio a su cabeza, a quien le acusa de verdaderas atrocidades, quienes han propuesto elaborar una ley para perseguir este caso, quien ha ordenado su busca y captura por la Interpol, pasando por esa acusación de violación que el fiscal había archivado por falta de pruebas y que, desde el momento que Wikileaks empezó a hacer públicos los nuevos cables de la Secretaría de Estado yanqui, se ha vuelto a activar.
Por otro lado, han pretendido acabar con la infraestructura de Wikileaks, Amazon, donde esta alojada la web, se la ha bloqueado. Pay-pal –la más importante empresa de pagos por Internet— ha cancelado la cuenta que tenía de donaciones; un banco suizo le ha bloqueado una cuenta que disponía. Hoy es tal el acoso a que se ha visto sometida la web de Wikileaks, que está transmitiendo desde otras webs-espejo.
Es indudable que la publicación de las informaciones que ha sacado a la luz Assenge, en cinco periódicos, está haciendo tambalearse a la diplomacia americana, que ve que sus alcantarillas han sido destapadas y que desde su prepotencia de gran Imperio no puede permitir que esa peste suba a la superficie.
Nada que no pensáramos antes hay en las informaciones que nos llegan, pero el hecho de que sean pruebas irrefutables abre el camino para que aquellos que criticábamos a USA por sus actividades encubiertas, hoy además encontremos contrastados nuestros temores en esos cables y podamos inferir hasta qué punto puede llegar un gobierno prepotente, insolente y temerario.
Lo que nadie podía imaginar es que la primera potencia del mundo, dejase que información confidencial pudiera llegar a manos de terceros y se hiciera pública. Lo que dice muy poco a favor del Imperio y hace preguntarnos en qué manos se encuentra este mundo. Y lo que todos presumíamos, se ha confirmado: el derecho a la libertad de expresión en Estados Unidos ha sido de nuevo vilipendiado, vuelven los tiempos de la caza de brujas, hoy la caza de Wikileaks.
Un culebrón que no ha hecho sino empezar y que durante los próximos días nos deparará, sin dudas, importantes revelaciones.
Salud y República

http://rafa-almazan.blogspot.com/2010/12/wikileaks-hay-que-matar-al-mensajero.html

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