Mitin desde el púlpito

Mesa de redacción

Por Víctor Goñi - Martes, 5 de Octubre de 2010 

Indiscutiblemente, hay que perseverar para que la aconfesionalidad de un Estado que se dice democrático posibilite la práctica de todas las creencias legales en uso de la libertad de cada cual. Otra cosa es el abuso en el que incurren las religiones dominantes, que acaban aprovechándose de la laxitud de esa aconfesionalidad para invadir espacios de todos -incluidos ateos o como mínimo agnósticos- y también para tintar de trascendentalismo lo que no es sino política en tanto que intento de modular conciencias en beneficio de parte. Viene esto a cuento de la perorata que quien suscribe escuchó de un agitador profesional en una catedral del Camino de Santiago, ubicada para más señas en una comunidad muy occidental tradicionalmente gobernada por la derecha más próxima al franquismo. El sacerdote en cuestión clamaba desde el púlpito, ademán severo y agitar de brazos, que la demolición de España resulta insufrible, que no queda otra que rebelarse contra tanto despropósito, todo por el relativismo moral imperante. No cabía duda de a quién culpaba el ensotanado, pero tampoco le importó, pues acto seguido conminó a su público a dar cuenta de los folletos obrantes a la entrada de la imponente seo reclamando el boicot a la ideologizante asignatura de Educación para la Ciudadanía. A fe que tal arenga y otras similares, contradictoriamente obvios cantos al laicismo por su rudeza, colman de razones a ese movimiento civil creciente que exige que la doctrina salga de las aulas, de cada escuela. La Curia debería reprimirse. No se me ocurre peor enemigo del credo que semejante dogmatismo.

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