ALMUERZO CON... ESTELA DE CARLOTTO
La presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo lleva 33 años buscando a su nieto
Natalia Junquera
Madrid
26 ABR 2012
Estela de Carlotto, presidenta de las Abuelas de Plaza de Mayo. / LUIS SEVILLANO |
Visita España para asistir al I Congreso de Víctimas del Franquismo, celebrado el pasado fin de semana en Rivas-Vaciamadrid. Apenas ha dormido y pide comer en su hotel porque, en realidad, lo que le apetece es una siesta. Empieza por el principio, cuando, en 1981 hizo una gira por Europa para dar a conocer la causa de las Abuelas y “en España nadie denunciaba robo de niños ni hablaba de fusilados en cunetas. Las abuelas de aquí estaban vencidas. Tenían miedo y le pedían a sus hijos que no buscaran, que no removieran. En España ha pasado mucho tiempo y el tiempo conspira siempre contra la justicia”.
Cuenta que desde Argentina siguió “con dolor” los juicios contra el exjuez Baltasar Garzón. “Vimos cómo lo humillaban sus pares, cómo acababan con la carrera de un hombre que es un ejemplo para el mundo y que hoy tiene las puertas abiertas de cualquier país menos del suyo. Es como un expatriado”. Tiene su propia teoría de por qué no pudo investigar los crímenes del franquismo: “Cuando alguien no quiere que se investigue algo es porque le perjudica. Temen qué nombres van a parecer, qué empresas. Revelar la verdad en España haría caer muchas cabezas”.
En Argentina hay juicios contra torturadores y ladrones de niños en casi todas las provincias. “Algunos de esos niños tienen síndrome de Estocolmo. Sus apropiadores les chantajean: ‘¿Vas a mandar a la cárcel a los padres que te han criado?’ Muchos tardan años en asumirlo, pero la familia no debe resignarse”. “En Argentina somos las abuelas las que buscamos a los niños porque a sus madres las mataron. Hemos recuperado a 105 nietos en 35 años. Al principio había terror, y el miedo paraliza. También las leyes de impunidad, que hubo que hacer entender que no eran justicia. Las madres de niños robados en España no pueden rendirse. Sería muy triste que ese niño se enterara algún día de la verdad y preguntara: ‘¿Y mi madre por qué no me buscó?”, afirma De Carlotto, que ve muchas similitudes entre los casos de España y Argentina. “Allí, la Iglesia también fue cómplice. Tenían depósitos de niños para entregar a los militares”.
“En España queda mucho por hacer. Es una democracia débil. Un país que tiene cadáveres en las cunetas no es una democracia plena. El Estado debe encargarse”, añade. Cree que las víctimas del franquismo tienen “más posibilidades de obtener justicia en Argentina que en España”.
Ya en el postre, surge la expropiación de YPF: “Vendrán más. Ahora, las minerías. Pero eso no tiene nada que ver con las relaciones entre argentinos y españoles, que seguirán siendo buenas”.
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