miércoles, 18 de abril de 2012

“Quiero saber si mi madre me está buscando o llorando una tumba que no existe”

Domingo, 15 de Abril de 2012 12:48 , Carmen Echarri




una fotografía de niña



La imputación, esta semana, de Sor María por el caso de los niños robados, ha vuelto a dar protagonismo a la ristra de historias que se encierran detrás de esta trama de adopciones ilegales.

Historias como la de Hiedra, el nombre artístico que utiliza una joven de 34 años (prefiere obviar la publicación de su nombre y apellidos), residente en Granada, cuyos orígenes la ligan con Ceuta. En su casa guarda los escasos documentos que ha podido recoger en la visita relámpago que llevó a cabo hace unos días a la ciudad para intentar buscar aquí su auténtica identidad. Esos papeles le indican que nació un 3 de junio del año 1977 y que tan sólo tres días después alguien, de quien no se menta nombre ni apellidos ni referencia alguna, le entregó en la guardería de San Ildefonso.

“En el día de hoy”, reza el documento oficial que ha podido conseguir y que hace mención a esa entrega, “se ha dado una niña recién nacida, con no más de 48 horas. Viste una faja de ombligo, una faja de vientre rosa, botas de lana, un batón largo, un pico de felpa, un jersey rosa y una toalla blanca”. Este documento, que Hiedra guarda celosamente en una carpeta, reseña unos datos que, se supone, se refieren a su persona. Ese mismo 6 de junio sería recogida en la guardería por sus padre adoptivo, quien la trasladó a Málaga. ¿Su identidad? La auténtica, la que lucha por conocer con el apoyo de la asociación Aberoa, es su obsesión. Saber la identidad, conocer los orígenes es un derecho básico de cada ser humano, pero ese derecho les ha sido arrebatado a cientos de niños y niñas que hoy son hombres y mujeres que pelean porque se les devuelva.

Un aviso en internet, un mensaje pidiendo ayuda puso en contacto a Hiedra con ‘El Faro’. Una alerta en google mostraba la necesidad de esta joven por tener información sobre un pasado que le vincula directamente a Ceuta. Hiedra no sabe en que sitio nació, ni quién la parió; pero sí sabe que los papeles que obran en su poder y que le fueron facilitados en el Registro Civil de la ciudad, le unen directamente con este lado del Estrecho. “No recuerdo bien cuándo me dijeron que era adoptada”, confiesa en una entrevista mantenida con ‘El Faro’. “Recuerdo que me comentaron que mi mamá se había ido al cielo y que ahora mi madre era la que estaba conmigo. Siempre me habían dicho eso, pero ya cuando te haces mayor te vas preguntando dónde se murió, donde puede estar tu padre, si tienes hermanos... y nunca me han dado una respuesta clara a esto”, añade.

Precisamente para buscar esa claridad, Hiedra colocó esa petición por internet, haciendo uso del buscador por excelencia. Todavía no ha conseguido lo que pretende, el que sería su sueño, que, en definitiva es el mismo que tienen muchas mujeres como ella y otros tantos hombres.

En su visita al Registro Civil de la ciudad ha conseguido algunos datos. Ahora, con la difusión de algunas fotografías de su niñez espera saber algo más. Quién sabe. La suerte, en algunas ocasiones, se pone del lado que uno escoge. “Se supone”, comenta, “que yo nací el 3 de junio del año 77 en Ceuta, no se sabe dónde porque allí nada consta. El día 6 de junio me llevarían a la guardería de San Ildefonso”, añade. En los documentos no figura cabo alguno del que tirar, sorpresivamente nadie en San Ildefonso tomó nota del adulto que llevaba una niña en brazos para dejarla allí, rompiendo así un pasado para iniciar otro presente distinto. “No aparece siquiera ni una investigación, ni un parte de la Guardia Civil en el que se dijera que esta niña había sido abandonada, ni el lugar, ni nada”, señala. Curiosamente ese mismo 6 de junio su padre procedería a su recogida en la guardería. Pero ¿cómo sabía su padre que ella estaba allí, cómo se le dio en adopción horas después de que fuera entregada en el centro ubicado en el Príncipe?

Sin tan siquiera ser registrada, su padre se la llevó a Málaga y no es hasta dos años después cuando se formaliza esa adopción. Entre los papeles conseguidos por Hiedra aparece un informe del médico forense Juan Sánchez Moyano, fechado el 11 de junio de 1977, en el que, bajo juramento, informa del reconocimiento hecho a una menor, de unos diez días de vida y de sexo femenino. Este es el primer documento que choca con la historia de Hiedra. ¿Por qué un médico forense firma un documento si ella está viva?, ¿cómo lo puede firmar en Ceuta cuando ella ya estaba supuestamente en Málaga con sus padres adoptivos?, ¿por qué no se referencia a la persona a la que se le practica ese informe? Ya el 16 de junio se procede a su registro en Ceuta, bajo la presencia del encargado de la guardería de San Ildefonso. “¿Cómo es posible que a mi me registren estas personas el día 16 si diez días antes consta que me habían entregado a mis padres?”, cuestiona. La respuesta obtenida a esta duda ha sido la oficiosa: Esto se hacía así en esos tiempos, apunta. El hecho es que Hiedra pasa a ser hija de sus padres, con nombre y apellidos, y ante el juzgado, dos años después, en julio de 1979.

En su carpeta guarda ahora este baile de datos, cifras e incluso de nombres, ya que se le registró inicialmente como África, con unos apellidos inventados, para, ya después, al ser adoptada, ponérsele los que lleva hoy en día. “Ni sé cuáles son mis auténticos apellidos, ni el nombre que me pudo poner mi madre. En los papeles que me han dado no consta ni la hora del nacimiento... ¿cómo se puede saber el día en que nací pero no la hora?”, se lamenta.
 
Ceuta. Eso es la única clave que tiene en su origen. “Nací aquí, seguro, pero no se sabe la hora, ni si nací en el hospital, en una casa, en qué calle... ¿cómo puede saberse el día, pero nada de todo lo demás? Ni quien fue mi padre, ni nacionalidad, ni mi madre... ni quien fue la persona que me dejó en San Ildefonso... ¿cómo se sabe que nací el 3 de junio de 1977 y no la hora ni el lugar? ¡Aquello fue una pantomima!”, lamenta.

De aquella pantomima ha resultado la necesidad actual de buscar su identidad, hurgando en un pasado marcado por el oscurantismo. ¿Niña robada? Hiedra no se atreve a considerarse como tal, porque no tiene constancia de que ella la robaran, o alguien pagara por tenerle. Muy al contrario de lo que le ha sucedido a otros niños, incluidos en esta causa de adopciones ilegales. Algunos vinculados a Ceuta, en los que sí se presume un pago a determinadas personas porque les entregaran a sus padres adoptivos. “A mí me dijeron que mi madre entró en el hospital en dos ocasiones con un cojín en su barriga, simulando un embarazo. Al tercero salió con un bebé y sin el cojín”. Quien dice esto es otra mujer, que mantiene ser una niña robada por la que sus padres pagaron un dinero, pero que espera a solucionar una serie de trámites antes de denunciar el caso.

Hiedra también ha puesto su historia en manos de la asociación Aberoa, que está ayudando a muchas personas a orientarles para seguir los trámites judiciales necesarios para que el poder judicial les ayude a encontrar esos orígenes implicando para ello a la Fiscalía. “Lo que no se puede hacer es llevar a una niña a un orfanato sin identificarte”, indica Hiedra. La visita hecha a la guardería de San Ildefonso de poco ha servido. Su expediente, curiosamente el suyo, desapareció. Dicen que en un incendio que afectó a varios expedientes de adopción del año 77. Curiosamente en los casos de afectados por esta trama de adopciones ilegales desaparecen sus expedientes por las mismas causas: incendios o inundaciones. A Hiedra le tocó el incendio.
“No he podido saber nada. Supuestamente alguien, que ni es mi madre ni mi padre, me llevó a esta guardería y me abandonó. No hubo ni una orden de la Guardia Civil para investigar si me habían abandonado... ¡qué pasa, que llegó una persona dejó una niña y nadie miró nada!... no puede ser...”, explica Hiedra.
En esta investigación a pie de calle que llevó a cabo junto a su marido, Hiedra se ha topado con una ristra de obstáculos que hacen complicado alcanzar el origen de su historia. Dispone de documentos que figuran como suyos, pero tampoco sabe si realmente lo son porque en este macabro círculo vicioso su identidad siempre ha permanecido oculta.
“Yo no sé si soy una niña robada, pero lo que sí está claro es que me han arrebatado mi identidad. No puede ser que me vea un forense un 11 de junio porque yo estoy viva... luego me he informado y me cuentan que un forense interviene en el caso de niños golpeados... pero en los papeles que tengo no pone que a mi me hubiera pasado eso”, añade.
Con el compromiso hecho público por el Gobierno de ayudar a las asociaciones para evitar las trabas con las que se están encontrando por los límites de la ley de protección de datos (que impide el acceso a muchos documentos), se espera que casos como el de Hiedra encuentren una salida. Por ejemplo a ella se le ha negado la entrega del legajo, en donde podrían venir los datos hospitalarios si fue parida en el Hospital. Allí, en el de la Cruz Roja, estaban las hermanas de la Caridad, de la misma congregación que sor María.

“Tengo derecho a saber cuál es mi identidad”
La pretensión de Gema es la de denunciar para intentar alcanzar el origen de su vida. Pero el origen auténtico. “Si soy una niña robada quiero saber si mi madre me está buscando o está llorando una tumba que no existe. Como persona tengo derecho a saber cuál es mi identidad, me tienen que decir quién soy. Es un derecho, y creo que las instituciones y los organismos están haciendo un crimen humano. Me gustaría que todas nuestras historias las llevara Derechos Humanos y no el Gobierno, porque lo que ha pasado son crímenes. En todos los países están escandalizados con lo que ha pasado y aquí en España la gente hace como que no lo ve. Somos muchos niños, muchas madres que no sabemos dónde estamos ni los unos ni las otras”, denuncia Hiedra. La asociación Aberoa está recogiendo todos estos casos para posteriormente interponer las oportunas denuncias.

Una historia que tiene presente pero a la que le falta su pasado
Esta es una imagen de Hiedra de niña, que la muestra para que su madre, si vive todavía en Ceuta, pueda reconocerla por algún parecido físico con ella. Fue tomada por sus padres adoptivos.

En su cuna, poco tiempo después de su nacimiento, y tras ser entregada a sus padres. Hiedra, que se dedica ahora al baile internacional, dispone de una página web (www.hiedrabellydance.com) a la que pueden facilitar datos.

Los datos que no le han facilitado: los pertenecientes al Hospital de Cruz Roja
Es una de las preguntas que se hace Hiedra y a la que todavía no ha encontrado respuesta. Le faltan documentos para poder, siquiera, saber si fue parida en 1977 en este hospital.

 http://www.elfarodigital.es/ceuta/sociedad/93875-quiero-saber-si-mi-madre-me-esta-buscando-o-llorando-una-tumba-que-no-existe.html

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