Israel también tiene que lamentar bajas: 4 heridos.
Hasta los Poncio Pilatos de la equidistancia no pueden sino constatar que la abismal desproporción entre los recursos militares de unos y otros y entre el número de muertos y heridos respectivos es la de siempre. Tal vez la novedad estriba en que la indiferencia suscitada por el “incidente” en buena parte de la opinión pública internacional es aún mayor que la de siempre.
El drama palestino ha desaparecido prácticamente de las pantallas como señalaba el pasado miércoles, 7 de marzo, un artículo de Ethan Bronner para The New York Times. Es el resultado de otra nueva conjunción adversa de elementos para los descendientes de Ismael. Desde comienzos de 2011, la Primavera Árabe concentra el interés de los pueblos implicados y de la opinión mundial en los combates por la libertad y la dignidad de países como Túnez, Egipto, Libia, Yemen y Siria. Por su parte, Israel, en lo que llevamos de 2012, ha conseguido introducir en la agenda internacional su preocupación por el programa nuclear iraní. Entretanto, Europa está ensimismada en su crisis financiera y económica y Estados Unidos, embarcado en su año electoral.
Obama hace tiempo que arrojó la toalla en el conflicto que constituye el tumor primario de Oriente Próximo, incapaz incluso de conseguir que Netanyahu congelara la construcción de nuevas colonias judías en los territorios palestinos ocupados de Jerusalén oriental y Cisjordania. Ahora su preocupación es demostrar que él es tan proisraelí o más que los candidatos republicanos a la Casa Blanca.
Así que la ocupación y la colonización israelíes prosiguen en Jerusalén oriental y Cisjordania, al igual que el cerco de la apestada franja de Gaza. Y así llevamos décadas.
Vecino de Jerusalén, el galés Rees ha creado con el profesor Omar Yusef al primer detective palestino de la historia del thriller. Dos de sus cuatro novelas con este personaje (El maestro de Belén y Una tumba en Gaza) han sido traducidas al español por Ediciones B. En una de esas novelas, alguien le pregunta a Omar Yusef qué le impulsa a continuar una peligrosa investigación y éste responde: "Soy palestino. Estoy acostumbrado a comer mierda”.
http://blogs.elpais.com/cronica-negra/2012/03/un-nuevo-muro-para-palestina-el-del-silencio.html
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