martes, 23 de agosto de 2011

Algunas reflexiones sobre la JMJ

21 Ago 2011


Ahora que ha terminado la movidita semana de la JMJ, quizá se puedan hacer algunas reflexiones (mejorables y ampliables, por supuesto):

1. No tiene sentido plantear el debate sobre la JMJ en términos económicos. Es evidente que el saldo para Madrid será positivo, por el consumo de cientos de miles de personas y por la publicidad que supone para la ciudad organizar un evento masivo de este tipo.

2. Otra cosa es la utilización de dinero público a mayor gloria de la JMJ. En ese sentido, se le han concedido privilegios que carecen de precedentes: por ejemplo, la rebaja del 80% en el abono transporte, coincidiendo para más inri con la subida de un 50% del precio del billete del Metro para el común de los mortales. Lo mismo cabe decir de la cesión gratuita de edificios públicos, especialmente colegios.

3. Los católicos, por supuesto, tienen derecho a montar actos públicos. Como cualquier otra asociación. Eso sí, se podría haber organizado la JMJ de forma que generase menos molestias a los ciudadanos, ya que los cortes de tráfico en el centro de Madrid han sido desproporcionados. Los actos en Cuatro Vientos, en cambio, han provocado menos inconvenientes a la mayoría.

4. Los discursos del Papa han sido más respetuosos que en la visita anterior. Ha evitado manipular la historia (como hizo el año pasado con sus alusiones a la República) y también ha evitado referencias a la política interna española. Es cierto que puede causar asombro escuchar al líder de un Estado teocrático quejarse de los “totalitarismos políticos”, por poner sólo un ejemplo, pero en general se ha dedicado a repetir la doctrina conocida de la Iglesia. No creo que nos podamos rasgar las vestiduras porque critique el aborto o defienda su concepto de familia, siempre que no se empeñe en imponernos sus creencias. Es realmente la Iglesia católica quien debería preocuparse por su ideología en materia sexual o familiar, porque la aleja de muchos ciudadanos.

5. La capacidad de movilización de la Iglesia es enorme. Sin embargo, al menos en Europa, eso no se transforma en un apoyo social creciente. Al revés. La JMJ de Santiago en 1989 también reunió a cientos de miles de personas, y desde entonces el declive del catolicismo en España se ha acelerado. Seguro que la jerarquía católica se pregunta por qué no es capaz de convertir esa capacidad de movilización en “frutos permanentes”. Quizá tenga algo que ver el hecho de que los espectáculos mediáticos, todos, se agotan cada vez de forma más rápida.

6. La sumisión institucional del Gobierno, que debería velar por la España aconfesional de la que habla la Constitución, ha sido lamentable. Especialmente vergonzoso ha sido que Zapatero haya ido a la Nunciatura, en vez de recibir al Papa en Moncloa. ¿Y qué decir de la cobertura de TVE? No recuerdo precedentes de tal ocupación de la parrilla televisiva por un único acontecimiento.

7. La derecha mediática ha mostrado una vez más sus vergüenzas. Algunos espectáculos son ciertamente jocosos. Mis preferidos son tres: los vómitos permanentes contra las protestas laicas, al lado de decenas de páginas dedicadas a proclamar un supuesto mensaje católico de perdón y amor al prójimo; la capacidad de combinar decenas de artículos de alta beatería con anuncios de prostitución subidos de tono, y el empeño en destacar lo “limpios” que son los peregrinos mientras en las calles de Madrid se iban acumulando toneladas y toneladas de basura (como es lógico, claro, en cualquier concentración masiva).

8. La Delegación del Gobierno actuó de forma irresponsable el día de la primera manifestación laica. Durante las dos horas de la marcha, no debería haber dejado entrar a ningún peregrino en Sol, para evitar la coincidencia de ambos grupos. Dado que los principales lugares del centro de Madrid han estado a disposición de la JMJ durante días, no parece que pudiera molestar a nadie que Sol estuviera cortado durante dos horas para facilitar el normal desarrollo de la manifestación laica.

9. Son intolerables los insultos producidos entre ambos grupos. Y también me desagradan profundamente los insultos al Papa llamándole “nazi”. Al final de la II Guerra Mundial, miles de chavales que no tenían ideología alguna se apuntaron a las Juventudes Hitlerianas para defender a su país. El problema de Ratzinger no es lo que hizo en los años cuarenta. Y hay que recordar que en los años del Concilio Vaticano II fue un teólogo claramente progresista. Lo que se puede criticar es su actuación al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe (Inquisición) o algunos de los mensajes que lanza ahora como Papa.

10. Pese al griterio de la derechona, intentando criminalizar a cualquier discrepante, no soy consciente de que se haya producido ninguna agresión a los peregrinos. Sí amenazas e insultos, totalmente rechazables, porque todo el mundo tiene derecho a expresar sus ideas libremente. Pero no consta que ningún peregrino haya presentado una denuncia o que se haya difundido algún vídeo que muestre agresiones. En cambio, manifestantes laicos han sido golpeados salvajemente por algunos policías.

11. El único detenido por planear un ataque ha sido un ultracatólico mexicano. No he escuchado ni una palabra de condena a todos esos dirigentes del PP que se han dedicado a insultar a los laicos.

12. El Ministerio del Interior tiene la obligación de realizar una investigación seria, imparcial y rápida sobre las agresiones de algunos policías a manifestantes y castigar de forma ejemplar a los neonazis que se hayan infiltrado en las fuerzas de seguridad.

http://trincheradigital.com/?p=1693

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