lunes, 14 de febrero de 2011

Una experiencia personal desde la política institucional

COLABORACIÓN
POR IOSEBA ECEOLAZA, PARLAMENTARIO FORAL DE BATZARRE - Sábado, 12 de Febrero de 2011
EN Batzarre tratamos de no dejarnos llevar ni por las grandes corrientes ideológicas, ni por la forma mayoritaria de entender la política. Desde su nacimiento hasta hoy las gentes de Batzarre le hemos dado mucho valor a la forma de estar en política, como un método de prevención, de defensa frente a algunas servidumbres que la participación institucional tiene.
En este sentido, lo conseguido durante estos cuatro años es mucho y conviene por lo tanto tenerlo en cuenta. Hemos contribuido, en temas importantes, a ratificar y provocar algunos cambios de mentalidades, y de valores. Desde la colaboración honesta con los movimientos sociales hemos ratificado algunas luchas básicas para mejorar la calidad de vida de las personas que más ayudas necesitan.
No obstante frente a una visión utilitaria o neutra de la política es necesario no situar la eficacia por encima de la moral, evitar poner la política institucional por encima de la sociedad, colocar el éxito el acceso al gobierno o al poder como objetivo principal y casi único o someterse a los límites injustos del orden imperante.
Creemos que hay que afrontar este debate estando en política, pues es necesaria para gestionar los asuntos públicos, para organizar la solidaridad a gran escala, para neutralizar las tendencias más negativas de la economía, para preservar la naturaleza, para conseguir la igualdad... para constituir fuerza social, para avanzar en temas difíciles, para ser autoexigentes y plantear alternativas renovadas ante los problemas.
Pero considero básico estar de un modo precavido ante sus inevitables servidumbres. Por lo tanto, ni credulidad ni apatía. Para ello son necesarias una serie de medidas o actitudes correctoras. Tener conciencia del problema es básico: no pensar que no existe, mantener una tensión frente a los valores negativos con que presiona la política, especialmente su pugna constante entre supuesta eficacia y moral, arbitrar medidas correctoras frente a la casta política y frente a los privilegios de partido, no admitir situaciones de privilegio, mantener criterios de austeridad, fomentar valores de generosidad, de altruismo, de transparencia, de impulso democrático, desarrollar experiencias y gestos frente a esto, por ejemplo con el dinero que se recibe.
En concreto, y con humildad, hemos tratado de estar de otra forma en política con varios hechos. En primer lugar donamos anualmente el 10% de lo recibido desde el Parlamento a asociaciones de interés social, sabemos que es un gesto, pero creo que siendo así también es importante hacerlo. En mi condición de parlamentario, al igual que lo hizo Milagros Rubio, nunca he acudido a ningún teatro o Palacio de Congresos con entradas del Parlamento, ni a ningún viaje, ni a ninguna comida, ni a ningún acto religioso ni a nada que se le parezca. Para algunos puede parecer un detalle secundario, y probablemente lo es, pero por eso mismo debemos y tenemos que ejercer el cargo de otra manera.
14 colectivos y personas han acudido a debatir con todos los grupos parlamentarios a propuesta de Batzarre.
Tres son sobre todo las leyes que hemos podido sacar adelante. En primer lugar la Ley Integral de Atención a las Personas Transexuales supuso un adelanto importante, un cambio de mentalidades fundamental, pero en este sentido fue tan importante el proceso en sí mismo como la aprobación concreta de la misma. Comenzamos a trabajar en mayo de 2008, realizando docenas y docenas de consultas con la federación estatal de asociaciones LGTB del estado, incluso en Batzarre constituimos un grupo de debate propio con este tema en el que había desde médicos hasta activistas. Proceso y propuestas que han llevado a que Navarra sea pionera en este asunto.
En segundo lugar, hemos propuesto la ley para el proceso final de vida o de muerte digna, que viene a solucionar un problema cotidiano que se viven en el ámbito sanitario. Es una ley hecha también desde la participación social, y con la clara vocación de abrir camino, de seguir cambiando las cosas.
En tercer lugar, propusimos una ley para incluir cláusulas sociales en los contratos públicos, para lograr una protección importante para los sectores más excluidos de nuestra sociedad, que son precisamente quienes más sufren las consecuencias de la crisis económica.
Además de un sinfín de propuestas para reforzar la política social, para respetar la señalización bilingüe en la Autovía del Camino, por la accesibilidad universal o contra la precariedad en las residencias de la tercera edad, logramos que el Gobierno tenga que presentar un mapa de fosas comunes de la guerra civil o que en el Parlamento se constituyera una ponencia sobre la violencia de género.
Éste es un bagaje, un debate, que pretende mantener una tensión, una autoexigencia para estar de otra forma en política, para que en fin, la actividad pública tenga un mayor prestigio que el que ahora tiene.

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