lunes, 14 de febrero de 2011

Caducidad

METEORITOS
columnistas meteoritosCARLOS PÉREZ CONDE - Domingo, 13 de Febrero de 2011
NAFARROA Bai caduca. Otra obsolescencia programada. La coalición, promovida y registrada por Aralar y aceptada por Eusko Alkartasuna, fue concebida para las elecciones generales de 2004. Objetivo: hacer oír la voz navarra del nacionalismo vasco en el Congreso de los Diputados. Sus propios fundadores negaban entonces con firmeza la posibilidad de editar la fórmula para las elecciones forales. El éxito los persuadió, y rectificaron. A pesar del fiasco de agosto de 2007 -cuando el PSN sentó a NaBai en el banquillo de la oposición parlamentaria-, la sigla mantuvo intacto en 2008 el apoyo ciudadano y su asiento en la Cámara Baja. Uxue Barkos trabaja autónoma, desasistida y vigilada. No es fácil estar a todo y compaginar la heterogénea panoplia ideológica y de intereses de los socios de coalición con la praxis de la política española. Su sentido del voto no siempre complace a todos. Pero esa plaza común en la tribuna de oradores, inalcanzable de otra manera, disuade de enfatizar quejas. En Navarra, NaBai ha dado un ininterrumpido recital de discrepancias y discordias, con riñas, tensiones y conminaciones como propina final. Las coaliciones están siempre más inspiradas por la aritmética que por la afinidad. El cálculo de resultados precede a la articulación de acuerdos. Para constituirse en alternativa o para sobrevivir en el arco institucional. A veces, las estrategias externas estorban a las internas. Desde el punto de vista del crecimiento partidista, el contrario es el rival y el afín es el enemigo. Es lo que pasa. Desde 2004, Aralar se ha fortalecido y EA se ha debilitado. Aralar ha crecido a partir de su osada escisión de Batasuna. EA -arriesgada escisión del PNV- ha sufrido desgaje. La progresión de Aralar en Guipúzcoa hostiga a EA en el territorio donde tiene mayor implantación. EA está interesado en la unidad de acción con la formación sucesora de Batasuna porque podría afectar a la evolución electoral de Aralar. Aquí han pasado de repartirse la tarta de NaBai -enfado de PNV, Batzarre e independientes-, a lanzarse porciones a la cara. Las veleidades de EA con la candidatura de Barkos (de proponerla para el Parlamento frente a Zabaleta -en contravención con los acuerdos vigentes-, a desgastarla para el Ayuntamiento de Pamplona por sumisión a sus acuerdos con la IA) han sido de una insultante frivolidad. La exigencia de Aralar de que los acuerdos EA-IA no pasen de la muga provincial revela una desconfianza máxima e incurre en intromisión. El sujeto electoral único de la izquierda abertzale es, por ahora, una quimera. Aralar y PNV concilian. PNV e IA son antagónicos. Aralar, EA e IA rivalizan. Quizá, primero tendrían que medirse en las urnas. Con EA, NaBai no será ya creíble. Sin EA, será sólo Aralar & asociados.

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