05/11/2012
El 23 de octubre por la noche, Israel bombardeó una fábrica de armas de
Jartum, capital de Sudán. Para ello utilizó cazas equipados con alta
tecnología, tecnología Stealth o furtiva, que interfieren en los radares
del país al que se va a agredir, para que no detecten que los cazas
están violando su espacio aéreo. Sólo he oído que Estados Unidos e
Israel utilicen este tipo de tecnología, que infringe toda norma y viola
toda soberanía nacional. No he podido encontrar datos sobre que otros
países la hayan utilizado, sospecho que si lo hiciesen, serían
severamente castigados por “la comunidad internacional”.
Israel, (según los medios internacionales, porque el país sionista se
ha negado a hacer ningún tipo de declaración al respecto), acusa a Sudán
de vender armas, algunos dicen a Palestina, otros dicen a Irán. En
cualquier caso, pensé, “ay madre, ¿y si España vende armas o municiones a
uno de esos dos países?”, como dice la Escuela de la Paz de Barcelona
que España “vende poco al exterior pero vende mal”, es decir vende a
destinos no deseados por diversos motivos como ser zonas con conflictos o
gobiernos que violan los derechos humanos, e incumpliendo con mucho y
de múltiples formas el Código de Conducta de Exportación de Armas de la
UE. Pero no, respiren tranquilos, Israel no atacará a España, porque
España exporta armas a Israel, no a Palestina, ni a Irán.
No es la primera vez que Sudán acusa a Israel de perpetrar ataques que
se denominarían terroristas si el autor fuera otro país, pero al ser
Israel, se denominan ataques “preventivos”.
Me pasma la fanfarronería con que Israel ataca a quien le place, no
tiene el mínimo respeto por las leyes, ni por la soberanía de los
estados, ni por los derechos más fundamentales de los ciudadanos del
mundo, y ni siquiera se molesta en dar una explicación. Lo peor es que
casi nadie lo condena. Países que se autodenominan libres y justos
callan. Lo han condenado la Unión Africana, Egipto, Líbano y Palestina.
Algunos de estos no están preocupados por la legalidad, o el derecho a
la vida de los dos muertos, o los derechos de los vecinos de la fábrica
cuyas casas se vieron afectadas, o el derecho de Sudán a fabricar y
vender armas como todos, o muchos países del mundo, sino que lo condenan
por otros motivos.
A pesar de que los grandes medios lo han ocultado directamente, la
condena de mayor peso ha sido la del Non Aligned Movement, Movimiento de
Países No Alineados, NAM, que en realidad, representa a la mayor parte
del mundo y de los pueblos del mundo. Tiene 120 países miembros y 17
países observadores. La mayoría de ellos ex colonias de América Latina,
Asia y África. 53 países africanos se han unido al NAM, sólo faltan el
Sáhara Occidental o la República Árabe Democrática Saharaui, aunque
acude a las cumbres y cuenta con el firme apoyo a su lucha del NAM, y
Sudán del Sur, el atareado país más joven del mundo, que estoy segura de
que formará parte del NAM en breve.
Este Movimiento, surgido en la guerra fría, en sus orígenes quiso
reivindicar el derecho legítimo a no pertenecer a la alineación de
ninguna gran potencia, a ninguna organización militar, a no admitir
bases militares extranjeras en sus territorios, a ser neutral, en
definitiva, pero pronto se dieron cuenta de que ser neutral no debe, ni
puede ser una actitud pasiva, así, el NAM comenzó a tomar posturas, a
ser la voz de los países empobrecidos, subdesarrollados, explotados,
agredidos, ocupados, dominados, que sufren injerencia en sus asuntos,
demonizados por los grandes medios de las grandes potencias, es decir,
casi todos los del mundo. Muchos dicen que al acabar la guerra fría el
NAM perdió su razón de ser, otros lo acusan de ser llanamente
antiamericano, otros de estar compuesto por muchas dictaduras o
regímenes que no respetan los derechos, pero todo esto son palabrerías,
yo creo que este movimiento es ahora tan importante como lo fue en los
años 60, cuando nació. La mayor parte de los países del mundo y los
pueblos del mundo están oprimidos por la injusticia y el despotismo de
los pocos que componen la élite llamada occidente. Los oprimidos deben
organizarse, deben hablar, colaborar, apoyarse mutuamente y nombrar a
las cosas por su verdadero nombre. Considero que el NAM es una opción
que aporta algo de equilibrio en el sistema actual de injusticia
institucionalizada.
Dos cumbres como la noche y el día
El Movimiento de Países no Alineados celebra cada pocos años una cumbre
mundial. Entre el 26 y el 31 de agosto de 2012 celebró una en Teheran,
capital de Irán, a la que asistieron delegados y expertos y
representantes de casi 140 países.
A la cumbre mundial de la ONU asisten los 193 países miembros y se
celebra cada año durante tres días, a partir del 27 de septiembre, en
Nueva York.
La diferencia más sustancial entre estas dos cumbres es que la de la
ONU se compone de unos 193 monólogos, la mayor parte de ellos sin
público, ya que los delegados y sus comparsas disfrutan de lo lindo
haciendo compras y turismo en Nueva York. Cuentan que cuando hablan los
líderes africanos, es habitual una especie de ruido de estampida, de los
asistentes. Los que se quedan dormitando en los cómodos sillones de la
ONU, miran sus móviles, tablets u ordenadores de última generación sin
prestar atención real a personas que sacan agallas de donde pueden para
ir a la ONU a decir grandes verdades, críticas constructivas, proponer
ideas necesarias y urgentes… Pero todo esto apenas tiene un efecto: un
comunicado final hipócrita, que no se digna ni a reconocer que ha
escuchado las críticas e ideas.
Los líderes políticos del mundo parecen ir principalmente a hacerse la
foto oficial en la palestra y otra con Obama, o el presidente de turno
de EEUU.
En la cumbre de países no alineados, el bullicio es constante, la gente se escucha, debate, discute, asiente y disiente.
Los países que componen el NAM no son paraísos de derechos humanos,
como no lo es ningún otro país del mundo. Me temo que el desprecio que
sentimos por sus líderes es producto de la manipulación informativa que
sufrimos, no de la realidad. De hecho los estados, todos los estados,
son los principales agresores de los derechos y los individuos, como
explica brillantemente Michael Walzer en Guerras justas e injustas. Pero
los ciudadanos de esta élite llamada occidente vemos la paja en el ojo
ajeno y no la viga en el propio. Nuestros gobiernos no son mejores, unos
legitiman a los otros, son todos cómplices del estado de las cosas.
En los medios occidentales prácticamente sólo informaron de la visita
que el secretario general de la ONU hizo a la cumbre de Teherán. En su
línea hipócrita, Ban Ki Moon dio un discurso falto de todo sentido “pido
a los países del NAM que resuelvan los conflictos pacíficamente”. No se
dirigía a Israel, que ataca a quien le da la gana con total impunidad,
no, se dirigía a países como Irán por si en un futuro hipotético, se le
ocurre lanzar un hipotético ataque contra algún país, con armas que Irán
dice no tener, pero que la ONU intenta aterrorizarnos diciendo que
hipotéticamente podría llegar a tener, (como las de EEUU, Gran Bretaña,
Francia, Israel…).
Los Angeles Times titulaba “Irán utiliza la cumbre del NAM para
criticar a Estados Unidos”, pues mira, alguien tendrá que hacerlo…
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