lunes, 8 de noviembre de 2010

Marruecos, el Israel del Magreb.

El Plural / Artículos de opinión

  • CARLOS CARNICERO

    08/11/2010




El Zumbido
Marruecos tiene la extraña habilidad de ser un estado consentido por España, complacido por la Unión Europea -Francia a la cabeza- y bendecido por Estados Unidos. En realidad, su estatus es similar al que ha obtenido Israel por la vía de los hechos y la ignorancia activa del derecho internacional.
Pero vayamos por partes. Marruecos no es una democracia; es un simulacro de democracia en el que la autoridad casi divina del Rey, pone límites al ejercicio de los derechos humanos y a la libertad de expresión, apuntalado sobre la inexistencia de un estado de derecho y, por tanto, de seguridad jurídica. 

Esa impunidad del Rey y del Gobierno ante sus propios ciudadanos hace que pueda ejercer la acción política con un descaro y una arrogancia que se complementa en la debilidad de la política española con ese reino -del que nuestro Rey y el suyo presumen de primos hermanos- de tal forma que los conflictos latentes siempre encuentran comprensión en España ante las agresiones marroquíes. 

Que no lleguen pateras a nuestras costas y a nuestras islas depende de la voluntad del rey alauita; la presión sobre Ceuta y Melilla es un recurso de presión con una cadencia asonante y los tratados de pesca en unos caladeros fundamentales para nuestra flota, forman una espiral manejada con inteligencia por quien por sistema no respeta las resoluciones de la ONU ni los compromisos internacionales. El ministro de Exteriores de Marruecos, Taieb Fassi-Fihr, se permite el lujo de insultar a los periodistas españoles en presencia de Trinidad Jiménez y en la capital de España: nuestra respuesta siempre es una sonrisa de comprensión desde la convicción de que es mejor ceder que alimentar un conflicto. 

Es cierto que la estabilidad del Magreb depende en gran parte de la evolución hacia la modernidad y hacia la democracia de Marruecos, como frontera sur de un terrorismo islamista que quiere seguir creciendo en la radicalidad. Es cierto que hay demasiados intereses compartidos. Lo que no está claro es que la debilidad como sistema conduzca al éxito. A Marruecos le va muy bien ejerciendo de Israel en nuestra frontera sin que le vincule ningún compromiso internacional.

Carlos Carnicero es periodista y analista político 
Blog de Carlos Carnicero: 
http://www.ccarnicero.com/
http://www.elplural.com/opinion/detail.php?id=52570

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