miércoles, 26 de enero de 2011

“Me compraron por lo que valía un piso”

EL TESTIMONIO...

Es uno de los tres ‘niños robados’ de Castellón que mañana presentarán una denuncia ante la Fiscalía.María Labarga asegura que una matrona de Benicarló la vendió por 200.000 pesetas. Ahora busca a su madre.

 

26/01/2011 ELENA AGUILAR

Si uno mira el DNI de María Labarga Vivanco leerá que nació en Tortosa (Tarragona), un 29 de septiembre de 1968, que es natural de Benicarló e hija de Clemente Labarga y Josefa Vivanco. Nadie se atrevería a poner en dudas que esos datos son inciertos. María tampoco lo hizo hasta hace cuatro años, cuando le empezaron a cuadrar las cosas, fue tirando de cientos de hilos y acabó descubriendo que era una niña robada, a la que nada más nacer vendieron por 200.000 pesetas de la época.
María empezó a sospechar que podía ser adoptada muchos años antes, en la adolescencia, y lo hizo por la actitud de su madre. Era una mujer arisca, nada cariñosa y tampoco les unía ningún parecido físico. Ni con ella, ni con su padre. Pero Josefa siempre le contaba la misma historia, que rompió aguas nada más salir de Benicarló, camino al hospital La Alianza de Tortosa, donde durante las décadas de los 60 y los 70 nacieron la mayoría de los bebés de la comarca del Baix Maestrat.
Pese a la negativa, esta mujer que vive en Burgos desde hace varias décadas descubrió hace cuatro años que quienes creía que eran sus padres la habían comprado a una matrona de Benicarló por “200.000 pesetas, el valor que por aquel entonces tenía un piso”, confiesa a Mediterráneo. Comprendió, entonces, la triste realidad: que la que decía ser su madre, no solo no lo era, sino que se había hecho con una criatura “de la misma forma que quien acude a una subasta”.
María es el número 21 de Anadir (Asociación nacional de afectados por adopciones irregulares) un colectivo que reúne actualmente a 261 niños robados entre 1950 y 1980. La asociación presentará mañana una denuncia colectiva ante la Fiscalía General del Estado en Madrid, con el objetivo de que “se haga Justicia”. Y entre esos casos hay tres de Castellón. María es uno de ellos.
LAS DOS VIDAS // María cree que tiene dos vidas. La primera la pasó junto a su familia hasta los 38 años bajo los apellidos Labarga Vivanco. Los que creía que eran sus padres vivían en el barrio Sant Bartolomé de Benicarló. Clemente Labarga ocupaba a finales de los 60 un cargo importante en la empresa pública Senpa, que tenía como fin ordenar la producción y distribución de los productos agrarios.
La segunda de sus vidas empezó en el momento en que una hermana de su madre le confesó, por despecho, que era una niña adoptada. Tras el shock inicial, con su padre recién fallecido y con una madre con la que mantenía una relación más que fría, empezó a investigar por su cuenta. Y en esas anda todavía.
Su primer descubrimiento fue que la dirección de la clínica que figura en su partida de nacimiento era completamente falsa. Viajó a Tortosa y allí descubrió que en el lugar de la calle en la que supuestamente había llegado al mundo no había habido nunca una maternidad, sino una pensión (La Fonda Gas), cuya dueña casualmente aparece en las fotos de su bautizo.
Siguió estudiando su partida de nacimiento y localizó a Margarita Savater, la comadrona que firmó la misma: “Me contó que una matrona de Benicarló le había pedido el favor de certificar la partida porque un familiar suyo se había puesto de parto, la niña había nacido y ella no podía testificar el parto en Tortosa porque no era de su territorio”. María Labarga cree que la matrona, ya fallecida, es uno de los cerebros de la trama, ya que fue la que se lucró con la operación de su venta.
“Por lo que me han contando primero me entregaron a una familia de Càlig, pero no me quisieron. Al final fui a parar al hogar de los Labarga Vivanco, en Benicarló”, dice.
LA HUIDA DE BENICARLÓ // Otro dato que llama poderosamente la atención de María es que sus padres, que ya rondaban la cuarentena, desaparecieron de Benicarló apenas un año después de su nacimiento. “Desaparecieron de la noche a la mañana. Primero se instalaron durante un corto periodo de tiempo en Benicàssim y, luego, mi padre pidió el traslado a la localidad burgalesa de Medina de Pomar”, recuerda. Allí creció y fue a la escuela.
DENUNCIA // Pero la segunda vida de María no ha acabado. Quiere saber quién es y, sobre todo, localizar a su madre biológica. Siempre que puede viaja a Benicarló y a Tortosa. Allí trata de encontrar respuestas. Se mueve en el entorno de la familia de la matrona, pero nadie habla. Hay un mutismo total. “Seguiré luchando hasta que me muera. No importa los años que pasen, pero necesito saber quién soy y quién es mi madre”, sentencia. 
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/noticia.asp?pkid=632685

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