viernes, 14 de enero de 2011

Crisis, familia y libertad

  El Plural / Artículos de opinión

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  • CORAL BRAVO

    14/01/2011




El miedo, que suele aparecer de la mano de la inseguridad cuando el futuro se vislumbra como incierto, en tiempos de incertidumbres y crisis puede hacer retroceder a sociedades modernas y avanzadas hacia concepciones ideológicas arcaicas y obsoletas. Y es que el miedo es un gran enemigo de la libertad. Porque, cuando la inseguridad convierte a las personas en vulnerables, los idearios de justicia y progreso corren el peligro de quedar relegados ante ideas totalitarias que ofertan un orden, siempre ficticio, que contrarreste el temor generalizado al caos.
De ahí que tiranos, dictadores y demás apologistas de ideas conservadoras y represoras encuentren en las crisis sociales, económicas y políticas el terreno perfecto para infiltrar sus teorías. Desestabilizar una sociedad es el paso previo para después someterla. Y digo esto porque venimos escuchando en los últimos tiempos unos mensajes de ideas dogmáticas y apolilladas que hace unos años hubiera sido impensable aceptar en el contexto de una sociedad cuerda, moderna y democrática. 

Uno de esos mensajes con que nos vienen martilleando desde sectores religiosos y reaccionarios es la defensa obsesiva de la idea de familia. Erre que erre con la familia, con la familia cristiana y tradicional, para ser exactos. El pasado día 2, por cuarto año consecutivo, se celebraba en Madrid una misa multitudinaria de católicos en defensa supuestamente de ese modelo social que, a pesar de ser muy respetable, es un modelo más que no tiene por qué imponerse a nadie. 

Aducen que se defienden de los ataques del gobierno socialista y de sus medidas progresistas. Y es que a veces se puede malinterpretar como un ataque el que el oponente se defienda. Aunque, si hay alguien que debiera defenderse son los millones de españoles que no se sienten adheridos a esa institución llamada “familia cristiana”. Millones de ciudadanos eligen libremente otro modo de pertenecer a la sociedad, millones de ciudadanos se niegan a continuar unos modos de vida que sólo sirven como norma cuando la represión se iza como bandera. 

Millones de españoles viven en pareja, o viven en familias de segunda unión, o viven solos con sus hijos, o no participan en ritos con los que no están de acuerdo, o están separados, o eligen vivir en soledad, o lo que les dé la gana, porque que a estas alturas nos impongan los modos de vivir nuestra privacidad clama al cielo. Pues estos millones de españoles, según el clero y los que les siguen, son un peligro social. Al parecer, según ellos, otro modo de vivir que no sea el que ellos defienden, atenta contra la dignidad humana. E ignoran, según parece, que la verdadera dignidad humana se basa en la libertad y en el respeto al pluralismo y a la diversidad. 

Pese a estar pasando por una época de recesión, de incertidumbre y de miedo, los ciudadanos demócratas no podemos otra cosa que seguir defendiendo la libertad, el pluralismo y la diversidad social contra ese pensamiento único que preconiza unas normas de vida que no son otra cosa que herramientas de control individual y social. La vida es diversa, rica, compleja y múltiple, y atentar contra esa multiplicidad es ir contra natura y contra esa dignidad humana que algunos utilizan como reclamo para someterla y anularla, a la vez que propician con ello la hipocresía moral y social. 

Hipocresía social y cinismo moral que ha sido denunciado por pensadores de todos los tiempos, y que ha generado, por cierto, grandes obras de la literatura universal. Ana Karenina (Tolstoi), Madame Bovary (Flaubert) o La Regenta (Clarín) son ejemplos narrativos eminentes de la denuncia de esa falsedad, esa doble moral y ese sufrimiento humano que puede generar en los individuos el inmovilismo social que algunos defienden a ultranza. Por más que, en realidad, la tendencia humana a la libertad es mucho más fuerte, y siempre lo será, que cualquier muro o señuelo que se utilice para anularla. 

Coral Bravo es Doctora en Filología y miembro de Europa Laica

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