domingo, 15 de agosto de 2010

Del Vaticano y la familia

La jerarquía de la Iglesia ha abierto el debate sobre la necesidad de impartir la comunión desde los seis años; una cuestión de funcionamiento interno si no fuera porque se cree que los niños son "víctimas de sus propias familias"
Sábado, 14 de Agosto de 2010 

El cardenal Antonio Cañizares, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, que se encarga del capítulo referido a los sacramentos, ha publicado un artículo en el diario oficial del Vaticano en el que defiende que la primera comunión se reciba a los seis años.
Con este documento, la Iglesia católica abre oficialmente el debate interno sobre la impartición de los sacramentos, alterando así los rituales que se mantenían desde 1910, en la consideración de que siete años era una edad en la que las personas alcanzaban el uso de razón.
Todas estas cuestiones no pasarían de ser elementos para el debate de una determinada organización que establece sus normas de funcionamiento si no fuera por las valoraciones de fondo que han llevado a su consideración.
Cañizares, en sus apreciaciones, considera que los niños y niñas de hoy en día están creciendo en "un ambiente adverso y difícil" que complica su vivencia de la fe. E incluso va más allá al afirmar que muchos de ellos son "víctimas de sus propias familias" en ese alejamiento de la religión.
Con estas valoraciones, el cardenal ultraconservador contradice uno de los principios fundamentales sobre los que ha basado la Iglesia católica gran parte de su continuidad a lo largo de las generaciones y que tiene que ver con la necesidad de que sea la familia el germen de esa fe.
Ahora que la laicidad se implanta en las sociedades occidentales y crea modos de vida que la Iglesia católica oficial considera un ataque a sus principios, el Vaticano extiende sus sospechas y recelos hacia el núcleo mismo donde se educan las personas a lo largo de su infancia, quizá en la constatación de que las actuales fórmulas familiares no son de su agrado.
Podría llegar a decirse, incluso, que el Vaticano intenta suplantar la voluntad de las familias en la autoridad de transmitir unos valores y una educación a sus hijos e hijas, con tal de frenar el creciente alejamiento hacia su Iglesia.
Resbaladizo terreno en el que ha entrado la Santa Sede a través de Antonio Cañizares, cuando precisamente es la familia y la imperiosa necesidad de mantenerla en su formulación más tradicional, el principal reclamo que ha utilizado para la movilización ciudadana.
La Iglesia católica muestra una enorme debilidad con este tipo de planteamientos cuando debería centrarse su tarea en dar respuesta a los retos cada vez más complejos que afronta su feligresía.

http://www.noticiasdenavarra.com/2010/08/14/opinion/editorial/del-vaticano-y-la-familia

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