martes, 22 de noviembre de 2011

El 20-N castiga el pacto socio-regionalista y enreda el futuro del Gobierno de Barcina

Los pactos con el PP en Madrid y con el PSN en Navarra ponen a prueba el liderazgo de la presidenta

Ibai Fernandez - Martes, 22 de Noviembre de 2011 

Yolanda Barcina se dirige a los simpatizantes de UPN y PP durante la noche electoral del pasado domingo en el hotel Iruña Park de Pamplona.
Yolanda Barcina se dirige a los simpatizantes de UPN y PP durante la noche electoral del pasado domingo en el hotel Iruña Park de Pamplona.
Manda la costumbre dedicar la jornada postelectoral a la reflexión y el análisis. A un exhaustivo escrutinio de la voluntad ciudadana que, como todo en la vida, da para mil y una interpretaciones, a veces contradictorias pero no siempre incompatibles.
Sobre todo si el botín de cinco escaños en juego se acaba repartiendo entre otras tantas fuerzas políticas (UPN, PP, PSN, Amaiur y GeroaBai), que con matices diferentes, han visto colmados sus objetivos electorales. Así fue la jornada de ayer para todos ellos, al menos de puertas para afuera, tras unas elecciones en las que crece la abstención (0,71%) el voto blanco (0,53%) y el nulo (0,91%), en este último caso con distintas referencias, no siempre amables, a los gestores del dinero público, y que dan muestra del malestar social creciente hacia la clase política.

En cualquier caso, el 20-N deja sobre la mesa varias reflexiones que, de un modo u otro, van a condicionar el escenario político de Navarra durante los próximos meses. Y entre ellos una especialmente importante, que afecta directamente al Gobierno foral, cuya estabilidad puede sufrir serios problemas durante los próximos meses.

El peaje del pacto No han sido estas una elecciones positivas para UPN y PSN, y eso que la contienda estatal tradicionalmente ha reforzado el bipartidismo. El correctivo ha sido especialmente severo para los socialistas navarros, que pierden 45.264 votos respecto a 2008 y que se quedan en el 22% de los votos, porcentaje que el PSOE solo empeora la CAV (21,5%) y Murcia (20,9%). El PSN rompe además su suelo electoral, y por primera vez en unas Generales se ve superado en voto por las suma de las fuerzas nacionalistas (Amaiur y GeroaBai), algo muy visible en Pamplona y su comarca, donde se empieza a ver cambio de tendencia que amenaza las expectativas socialistas para el futuro.

El desgaste afecta también a UPN, que pese a recuperar la alianza con el PP en un contexto socio-político inmejorable logra 6.958 votos menos de los que obtuvo Santiago Cervera hace cuatro años y, lo que es más llamativo, 8.924 por debajo de las elecciones forales de mayo. Los regionalistas ven cómo la ola popular que ha llevado a Mariano Rajoy hasta La Moncloa pasa de largo en Navarra, en buena medida por la gestión de Yolanda Barcina en sus primeros meses en el Gobierno, en los que ha tenido que lidiar con un recorte de más de 300 millones de euros y competir en el liderazgo interno con su propio vicepresidente, con quien no siempre ha mantenido una postura común. Pero también por el juego interesado de alianzas con PP y PSN y, sobre todo, por el escándalo de los sobresueldos, que ha generado una más que importante indignación social que ha resultado determinante en la pérdida del tercer escaño.

Difícil equilibrio El resultado electoral abre así un complicado escenario para el Gobierno de Navarra, cuyo interés puede no ser siempre prioritario para dos partidos necesitados de reforzar un espacio propio y recuperar el terreno perdido los últimos meses. Especialmente complicada es la papeleta que le queda ahora al socialismo navarro, que tras tocar suelo electoral en dos comicios consecutivos deberá reforzar una voz propia dentro del Gobierno que lo sitúe ante la opinión pública como un partido de gestión y no como mera comparsa de UPN.

Sobre todo para un PSN que la próxima primavera deberá afrontar su congreso regional, en el que deberá dar coherencia a la nueva línea política que fije el cónclave del PSOE previsto para febrero, y en el que deberá definir una nueva estrategia que le permita recuperar los más de cuatro millones de votos perdidos en el conjunto del Estado. Casi todos por el flanco izquierdo.

Del mismo modo, los regionalistas deberán gestionar ahora las consecuencias de su pacto con el PP, que abiertamente rechazaron destacados dirigentes del partido que, como Miguel Sanz, consideraban el acuerdo "pan para hoy y hambre para mañana". Tesis que sale reforzada tras la ajustada noche electoral, que deja a UPN con solo un diputado y sin margen de acción en el Congreso, pero que además puede poner en riesgo la alianza con el PSN en Navarra, la que de verdad interesa a los regionalistas y la que garantiza el control del Ejecutivo foral. Algo que preocupa, y mucho, a UPN y que ayer abrió una nueva disputa interna en el partido con la dimisión de Chon Latienda, cercana a Sanz. Latienda, que con Javier Caballero votó en contra del pacto electoral con el PP, trasladaba así su discrepancia con la gestión que Barcina hace del partido y su acercamiento al PP.

De momento, el PP ya ha avanzado su intención de aplicar un importante paquete de medidas en sus primeros meses en La Moncloa, y cuya implantación demandará en Navarra en busca de una espita que pueda fracturar la alianza socio-regionalista. Algo que dependerá en buena medida del grado de oposición que el PSOE decida asumir en Madrid, y que pondrá a prueba el verdadero liderazgo de Yolanda Barcina, tanto al frente del Gobierno de Navarra como en su propio partido, donde empiezan a surgir las primeras dudas.

http://www.noticiasdenavarra.com/2011/11/22/especiales/elecciones-20-n/el-20-n-castiga-el-pacto-socio-regionalista-y-enreda-el-futuro-del-gobierno-de-barcina

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